LIJ significa convencionalmente "literatura infantil y juvenil". Pareciera que no requiere mayor explicación. A mí me vienen a la mente libros tan distintos como Papelucho, Harry Potter, los gorilas de Anthony Browne e incluso Crepúsculo. Todos tan distintos que resulta extraño que todos estén dentro de la misma categoría.
En cambio, cuando me acerco a una librería lo que encuentro en la sección infantil son textos de dudosa calidad ligeramente basados en los cuentos clásicos (mal llamados "cuentos de hadas"), los que por una razón que no comprendo están pensados para niñas, debido a sus portadas rosadas y fucsia. Al parecer las editoriales creen que solo las niñas tienen interés en la lectura.
Para mí los libros LIJ siempre fueron los libros que leí cuando estaba en básica, la mayoría de autores chilenos del siglo XX. Por lo tanto, mi definición de LIJ está basada más bien en los libros que leí cuando era niña y luego adolescente. Nunca me importó mucho el autor, si escribió pensando en niños o no, con tal que yo los leyera y los disfrutara era suficiente.

Mirándolo en perspectiva, los libros que elegía leer (y los que leí por el colegio) eran en general parte de alguna colección de libros que existía en los noventa, de editoriales chilenas y extranjeras. Luego, ordenaba mis libros por colores en mi pequeña repisa.
Muy distinta forma de seleccionar libros respecto a cómo lo hago ahora. No veo cómo un chico de menos de diez años, hiperestimulado por los nuevos medios, que no tiene libros en su casa, se podría ver interesado por un libro de una colección "educativa para niños", como la que está acá a la izquierda (pobre de Schkolnik, se merece una portada mejor para su libro).
En el voluntario en el que participo desde algunos años, nos llegó hace un año o más, una donación de libros. La mayoría de colecciones de Zig-zag y Andrés Bello. Muy buenos textos, desde mi yo "adulto". Pero aprendí a mirar con ojos de mi yo "niña" para poder trabajar con chicos, así que los miré con este otro yo y solo veía libros que lucían todos iguales. No podía trabajar con ellos directamente, ya que eran muy largos para el poco tiempo que disponía por grupo de niños (media hora en total, pero los niños no aguantaban más de diez sentados junto a los libros). Así que dejé los que tenían menos páginas junto a los demás, pero ellos no los miraron durante mucho tiempo. De hecho, se sentaron en ellos, y al tener tapas blandas (no pensadas para niños claramente) se doblaron de inmediato. Al final del día, tuve que retar a un grupo que se puso a jugar a los tazos... con los libros. Nunca es tarde para sorprenderse de las ocurrencias de los infantes. Ni el pobre Potter se salvó.

Finalmente, los libros álbumes y los libros ilustrados son los que más le llaman la atención a los chicos, y con justa razón. Llenos de energía, distráctiles, en especial los que llegan al voluntario (con retraso en la lectura y escritura respecto a sus pares), muchos de ellos con problemas en sus casas, baja autoestima, entre muchos otros problemas. No me da el corazón para obligarlos a leer, ya que sé que aunque tal vez mejoren la cantidad de letras codificadas, no lo van a disfrutar. ¿Para qué agregar más experiencias negativas a su corta pero apesadumbrada vida? Intento, junto a mis compañeros "tíos", leerles mientras están tranquilos, parar cuando ya no quieren seguir, nos sentamos junto a los chicos a leerles solo a ellos, les dejamos tocar y arrugar los libros, que nos cuenten la historia a su manera o leerlas por quinta vez... Tuve que aprender que un libro arrugado o magullado no era signo de que pasó por manos de una persona descuidada sino que, en el mejor de los casos, es solo la huella de que un niño lo usó, tocó y disfrutó. ¿Qué mejor? Con el tiempo, en nuestra colección de libros, habían libros más desarmados que otros, pero no nos molestamos porque sabíamos que esos eran los preferidos de los niños.
Aun tengo mucho que aprender sobre cómo leer un libro frente a un grupo de niños. Recuerdo que la primera vez que leí Los Tres Osos frente a ellos, no me tomaron mucha atención. Primer error, siempre hay que leer de pie. Creo que estaba cansada y me senté; al rato tenía a las niñas con los ojos a centímetros del libro. Quería que vieran las imágenes, pero no así.
Decidí cambiar el cuento con los siguientes grupos, en especial con kínder. Con el tiempo he descubierto gratamente que son los niños más tranquilos y amorosos. Se quedaron hasta el final del cuento, a pesar de que tuve que escoger uno que no había leído aun (otro error que no pienso volver a hacer), el que resultó ser un cuento con un final un tanto complejo para niños de su edad (nunca supe si lo entendieron, por sus caras creo que no).
Falta mucho entendimiento sobre la LIJ. Los jóvenes y adultos piensan en libros con relieve y que hacen sonidos al apretar un botón. Muchos padres creen que son -o deben ser- como los libros de un comercial: "la mejor forma de enseñar valores a tus hijos". En las Ferias del libro he visto a padres que compran el primer libro que su hijo toma, sin siquiera mirarlo antes. También he visto, lo que me da más pena que rabia, a adultos leer libros álbum de la forma que sale en este video:
(minuto 1:06).
O que un amigo me mire como si estuviera loca y tire el libro a un lado cuando le entrego uno de mis libros álbum favoritos para que lo lea/vea. Aunque lo peor que me ha tocado, fue encontrar en un foro una transcripción de un libro álbum (no puedo recordar el nombre, snif *EDIT: El texto de llama "JUUL") que es un libro muy triste, que necesita mediación, pero que no se puede comprender sin las imágenes. Con solo las letras, el libro fue reducido a dos párrafos. Los comentaristas del foro lanzaban bromas sobre que pensaban que era la lírica de un banda de metal o "emo". No quise decir nada. ¿Cómo les decía que burlarse del libro basándose solo en la parte escrita era un sinsentido?
Supongo que para mí la noción de libro álbum me fue difícil de procesar. Conocí la LIJ por los típicos libros de colección, como ya dije anteriormente. A los diez años aprox., leía bastante, pero odiaba las imágenes. Un bonito libro ilustrado no estaba mal, pero no soportaba las ilustraciones en blanco y negro que estaban repartidas sin regularidad dentro de los libros. Me gustaba imaginar las historias, como si fuera una película, cambiaba el aspecto de los personajes incluso si no me gustaba cómo los describían. Leía lento, pero luego cuando pensaba en el libro se me venían a la mente esas escenas. Entonces, cuando estaba absorta en mi lectura, aparecía una imagen y toda la película se difuminaba de inmediato. Opté por taparlas cuando no podía saltarlas. Además, existe una relación entre la cantidad de imágenes y la edad recomendada de lectura. Mientras menos imágenes tenían los libros que leía, más grande me sentía.
Luego, cuando conocí los libros álbum me desconcertaba lo cortos que eran y que tuvieran tantas pero tantas imágenes. En cierta forma les tenía algo de temor, ya que como vi al enfrentarme a niños con estos libros, son tan llamativos que los otros en ediciones más baratas o solamente convencionales, parecen bastante aburridos. Si bien ahora me encantan estos libros, tengo en mente siempre que no son los únicos que existen y que los "otros" no deben de quedarse encerrados en bodegas.
Por eso, para mí la LIJ es un mejunje, sí. Libros muy distintos, ideas distintas, pero con el denominador común de tener al niño en el centro, en primer lugar como lector y en segundo como lector ideal. Todo lo demás es cambiable.
LIJ: Literatura infantil y juvenil, aunque la mayoría de las veces se refieren solo a la I. A la J no la toman tanto en cuenta.
Libro ilustrado: Libro que luego de ser escrito fue ilustrado. Estas pueden cambiar en siguientes reediciones, no son parte intrínseca del libro. La historia es autónoma respecto a las imágenes.
Libro álbum: Es un libro que si bien posee ilustraciones, están son parte de la historia, o mejor dicho, son la historia. Palabras e imágenes están en una relación de interdependencia, por lo tanto el texto no puede ser entendido si solo se leen las palabras o si solo se ven las imágenes (salvo que sea un tipo especial de álbum que no posea texto escrito). Los Tres Osos es un ejemplo de libro álbum.
Lector ideal: En qué lector pensaba el escritor que estaría dirigido su libro al escribirlo.
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